La TORTUGA lleva sobre su caparazón el registro de los fenómenos cíclicos naturales (del aire y del agua) del lugar donde está asentado el monumento; una filosofía y un arte milenarios ayuda, a través de sus reglas y principios, a interpretar los flujos de vientos y mareas, a fin de adecuarse a ellos y así, ser sanos y prósperos.
Se los representa sobre una tortuga indicando que los fenómenos climáticos sufren una modificación lenta en las fechas (por causa de la precesión de los equinoccios).
Las tortugas están orientadas según los puntos cardinales.
Se encuentra una gran tortuga en las ruinas submarinas de Yonaguni (Japón), en la Acrópolis Maya de Copán (Honduras) y en el Mapa del Río Amarillo (China).
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